Yo sé cómo me manejo en la vida. Nunca tuve grandes problemas y sé quién soy tanto dentro como fuera de la cancha”. Hugo Barrientos suena convincente, aún un mes después de aquella jugada que lo puso en la tapa de todos los diarios. Fue un codazo que le rompió el pómulo izquierdo a Ramírez y que convirtió al volante del Albo en el blanco de todas las críticas. Barrientos se defiende y proclama su inocencia, aunque ahora, más reflexivo dice: “Es una imagen que uno nunca quiere ver”.
-¿Te pusiste a pensar qué te pasó en ese momento para reaccionar de la manera que lo hiciste? -No, la verdad es que fue un muy mal momento, pero para mí ya pasó. Lo dejo en el olvido. Son momentos en los que uno está con las pulsaciones a mil, discutimos, nos pegamos mutuamente, lamentablemente el salió con sangre. Está claro que no es lo que uno buscó. Pero yo siempre juego al límite, sin mala intención. Nunca tuve grandes problemas, yo estoy tranquilo, disfruto de los últimos años de mi carrera. Tengo muchas expectativas.
-¿Te molestó lo que hablo afuera? -Lo que pasa es que no todas las personas piensan de la misma manera. Algunos con un micrófono adelante se ponen nerviosos y pueden decir cosas que no se deben. Yo estoy muy tranquilo, te repito: sé cómo me manejo en la vida. Para mí, ya fue...
-¿Tuviste miedo que después de ese incidente te cuelguen el cartelito de mala leche? -Yo arranqué desde muy joven en el fútbol. Pasé por muchos clubes y nunca tuve grandes problemas. Lo que pasa es que el tiempo te va enseñando las cosas, vas adquiriendo experiencia y dándote cuenta que el jugador tiene que estar dentro del campo de juego y nada más. Yo tengo muy buena relación con mis compañeros y también con todos los clubes por los que pasé. Soy consciente de que en la vida todo el mundo no te puede querer pero me quedo tranquilo por la manera en la que me manejé. Yo soy así, siempre juego al límite, pero nunca fui mala leche. Eso lo sé.
-¿Te arrepentiste en algún momento de lo que hiciste o actuarías de la misma manera? -Son cosas que pasan. Sé que la realidad es que los jugadores dentro del campo de juego deben dar el ejemplo. Está claro que no fue lo mejor lo que se vio, lo acepto. Pero yo lo dejo dentro del campo de juego. Muchas veces me ha tocado a mí, me lastimaron, me esguinzaron una rodilla y me fui al vestuario con bronca, me bañé y listo, me fui a mi casa. Pero porque me hayan pegado yo no puedo salir a matar a todo el mundo, a tomar represalias. Eso es feo.
-¿Qué pasará cuando te lo vuelvas a cruzar? -Nada, la verdad si me saluda lo saludo y si no me saluda está todo bárbaro igual. Yo sé muy bien cómo soy y cómo me manejo. La verdad eso no me influye mucho.
A Barrientos se lo nota enchufado. Sabe de su importancia dentro del armado del equipo pero también tiene en claro que para dar el salto de calidad deben explotar los refuerzos y principalmente el Burrito.
-¿Ortega es el jugador que necesitaban para dar el salto de calidad? -Nosotros estamos bien, contentos. Pero está claro que Ortega nos puede dar la cuota de jerarquía que nos falta. No fue casualidad que no pudimos ganar partidos fuera de casa. De local éramos unas fieras y nos quedó la cuota pendiente de ganar afuera. Eso es lo que nos puede potenciar Ortega. Nosotros soñamos con eso, con poder seguir creciendo y hasta incluso hacer un mejor torneo que el año pasado. Pero ojo, no sólo Ortega es importante, la experiencia de Bartelt también suma. Somos un grupo y eso es lo importante.
-¿Le tenés fe a Ortega? -Sí, por supuesto. Le tengo toda la fe.