Ortega fue titular, arrancó bien, pero se pinchó rápido y terminó mal. Fabbiani entró y la pisó mil veces...
El fútbol volvió a desafiar a la lógica. Invencible, insistente, nuestro fútbol, una vez más. No podían jugarse tantos partidos en un solo campo, y sin embargo ahí estuvieron Boca y All Boys, Riquelme y Falcioni, y Ortega y Fabbiani, ex River, talentosos empedernidos. Al principio y al final, el Burrito y el Ogro fueron casi los únicos que levantaron los nervios del hincha de Boca. A la crónica del partido se adjunta, fabulosa yapa, la crónica de la quinta parte de Shrek.
Pepe Romero ubicó a Ortega cerca de Grazzini para que All Boys hiciera lo que hizo en los primeros 15 minutos: esconder la pelota a las espaldas de Somoza y Battaglia y acelerar hacia la ñata de García. El Burrito jugaba su primer partido como titular reemplazando, justamente, a Fabbiani, una de las figuras del 2-1 a Vélez. A los cuatro minutos, el uruguayo Rodríguez cruzó un centro que el ídolo de River cabeceó a las manos de García. No tendría otras chances el Burrito, cada vez más alejado del arco y la creación, la paulatina enfermedad de un All Boys al que no le dieron los pulmones para joder con la pelota. Quince pases bien, ocho mal y dos faltas recibidas, el anotador de un Ortega mustio, el peor de la cancha, emperrado en ser, reemplazado a los 21’ del complemento por Perea.